EL SEÑOR PRESIDENTE
Escrita por Miguel Ángel Asturias entre 1922 y 1932 nos encontramos ante el más sublime ejemplo de la llamada Novela del dictador, que tiene sus raíces en la novela "Facundo" del escritor argentino Domingo Sarmiento (1845) pero que se desarrolla sobre todo tras la publicación de la novela "Tirano Banderas" de Valle-Inclán.
Personajes: Presidente, Miguel Cara de Ángel, General Canales, Camila, Auditor Militar.
FICHA:
Editorial: Alianza
Formato: Tapa Blanda
Año: 2013
Páginas: 408
Precio: 11,80 euros
Sin ningún tipo de dudas nos encontramos ante una de las cinco mejores novelas que se han escrito en nuestra lengua en todo el siglo XX. Puede parecer exagerado el comentario pues podrían decirme que donde quedan "Cien años de soledad", "La colmena", "Ficciones", "Pedro Páramo", "Sobre héroes y tumbas", "La Ciudad y los Perros", "Los de abajo", "Tirano Banderas" o "Crónica de una muerte anunciada" y un largo etcétera. Solo les digo que por el estilo utilizado, por las novedades que introdujo en la literatura y por la historia que nos cuenta Miguel Ángel Asturias esta novela tiene un hueco en ese "top" que comentaba.
¿Por qué comento que por estilo merece ser considerada una de las grandes novelas? Sencillamente por una razón: Asturias contrapone un lenguaje bello, muy trabajado, con una sonoridad (si, digo sonoridad porque el uso de las onomatopeyas en la novela es continuo dándole por momentos tintes tenebrosos con el solo uso de los sonidos que hacen los objetos al caer, al romperse...) que te atrae sin piedad hacia la historia que te está narrando. Ejemplos en la novela de lo anteriormente expuesto hay varios:
"Junto a ellos bajaba a besar la tierra la sombra de un pino, fresca como un río".
Y si hablamos de las onomatopeyas y la importancia de los olores y sentidos:
“Penetraba la atmósfera el olor del suquinay..."
“Sin parecerse, se parecían; eran parecidas en el olor; olían a hombre, todas olían a hombre, olor acre de marisco viejo.”
“Pepe, ropo, chu-pu la-pa”
“¡Tontoro-rón! Ya no quitaba la mano del tocador...¡Tororón-ton, tororón-ton!...”
Escrita por Miguel Ángel Asturias entre 1922 y 1932 nos encontramos ante el más sublime ejemplo de la llamada Novela del dictador, que tiene sus raíces en la novela "Facundo" del escritor argentino Domingo Sarmiento (1845) pero que se desarrolla sobre todo tras la publicación de la novela "Tirano Banderas" de Valle-Inclán.
Personajes: Presidente, Miguel Cara de Ángel, General Canales, Camila, Auditor Militar.
FICHA:
Editorial: Alianza
Formato: Tapa Blanda
Año: 2013
Páginas: 408
Precio: 11,80 euros
Sin ningún tipo de dudas nos encontramos ante una de las cinco mejores novelas que se han escrito en nuestra lengua en todo el siglo XX. Puede parecer exagerado el comentario pues podrían decirme que donde quedan "Cien años de soledad", "La colmena", "Ficciones", "Pedro Páramo", "Sobre héroes y tumbas", "La Ciudad y los Perros", "Los de abajo", "Tirano Banderas" o "Crónica de una muerte anunciada" y un largo etcétera. Solo les digo que por el estilo utilizado, por las novedades que introdujo en la literatura y por la historia que nos cuenta Miguel Ángel Asturias esta novela tiene un hueco en ese "top" que comentaba.
¿Por qué comento que por estilo merece ser considerada una de las grandes novelas? Sencillamente por una razón: Asturias contrapone un lenguaje bello, muy trabajado, con una sonoridad (si, digo sonoridad porque el uso de las onomatopeyas en la novela es continuo dándole por momentos tintes tenebrosos con el solo uso de los sonidos que hacen los objetos al caer, al romperse...) que te atrae sin piedad hacia la historia que te está narrando. Ejemplos en la novela de lo anteriormente expuesto hay varios:
"Junto a ellos bajaba a besar la tierra la sombra de un pino, fresca como un río".
Y si hablamos de las onomatopeyas y la importancia de los olores y sentidos:
“Penetraba la atmósfera el olor del suquinay..."
“Sin parecerse, se parecían; eran parecidas en el olor; olían a hombre, todas olían a hombre, olor acre de marisco viejo.”
“¡Tontoro-rón! Ya no quitaba la mano del tocador...¡Tororón-ton, tororón-ton!...”
Y sobre todo su maravilloso inicio: “¡Alumbra lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre!”
Además nos encontramos ante una novela que es pionera en muchos aspectos. Asturias vivió en la Francia en la que el surrealismo estaba triunfando (los años 20) de manera que este movimiento artístico acabó por influir en la obra del escritor guatemalteco; lo interesante es que el escritor fusionó el surrealismo con el realismo literario creando lo que años después llamarían "el realismo mágico" del que curiosamente se cita como ejemplo a García Márquez olvidándose la crítica siempre de indicar que el auténtico genio que treinta o cuarenta años antes inició esa forma de escribir fue Miguel Ángel Asturias.
Además influido por Valle-Inclán con su obra "Tirano Banderas" creará la llamada Novela de dictadores, que con el paso del tiempo incluirá obras como "La fiesta del Chivo" y "Conversaciones en la Catedral", (ambas de Vargas Llosa), "El recurso del método" de Alejo Carpentier, "El otoño del Patriarca" de García Márquez o "Yo, el supremo" de Roa Bastos. De Valle-Inclán en cambio se separa en un aspecto fundamental: mientras que el español describe la dictadura desde fuera como si con él no fuera la historia, el guatemalteco se implica en ella, parece sufrir todo lo que nos narra en su novela porque como más tarde diría "Guatemala me duele".
Y por último tenemos que decir qué es lo que nos narra Asturias. Lo que nos cuenta es la historia de un país en un contexto muy definido: la dictadura de Manuel Estrada Cabrera que gobernó Guatemala con mano de hierro entre 1898 y 1920 aprovechándose de la llamada "Doctrina Monroe" que se resume en "América para los americanos" (siendo americanos los estadounidenses, claro). Y digo que se aprovechó de ello porque ejerció el poder con la inestimable ayuda de una compañía norteamericana: United Fruit Company. En la novela hay varios párrafos en los que se alude a las intromisiones de EEUU en la política guatemalteca. Para que se hagan una idea: el término despectivo usado actualmente: "república bananera" lo acuñó el dueño de la United Fruit Company -Minor Cooper Keith- al referirse a Guatemala como "mi banana republic" pues su empresa poseía el 75% de la tierra cultivable del país. Cuando en 1952, el presidente guatemalteco Jacobo Arbenz intenta llevar a cabo una reforma agraria que pondría fin al monopolio de la Compañía norteamericana la United Fruit mueve sus hilos y con el apoyo del ejército norteamericano derrocan al presidente y coloca como presidente títere a Carlos Castillo Armas.
Es evidente que para que un presidente tuviera un poder efectivo en el país necesitaba plegarse a las órdenes de la Compañía y Manuel Estrada Cabrera cumplió ese papel durante su mandato.
¿Cómo vivía el pueblo de Guatemala la dictadura? A lo largo de la novela son varias las ocasiones en las que se nos describe la situación del pueblo. Por una lado ya en el primer capítulo Miguel Ángel Asturias nos explica la situación de los mendigos que viven en la plaza de Armas de la capital, no en balde, en un primer momento la novela se denominó "Los mendigos políticos" peroal no poder publicarla, pues era evidente a quién criticaba, decidió completarla a lo largo de una década.
Estos mendigos inundan la arcada de la plaza y de entre ellos "el pelele" asesina al coronel Parrales Sonriente. A partir de estos momentos Asturias con una gran maestría nos muestra los métodos de los que se vale "el Señor Presidente" para conseguir su objetivo -mantenerse en el poder a costa de eliminar cualquier posible amenaza-. El primero que nos muestra es el de las detenciones arbitrarias y torturas; el jefe de policía detiene a los mendigos para que testifiquen quien fue el asesino del coronel pero la respuesta que tienen que dar no es la auténtica pues lo que espera el gobierno es que testifiquen que los asesinos eran dos opositores al régimen: el general Canales y el licenciado Abel Carvajal. Ante la tortura que sufren los mendigos (pues todos iniciaron la declaración acusando al "pelele") éstos acaban por declarar que los asesinos fueron quienes dicen los policías.
En el noveno capítulo nos dice en relación a las detenciones arbitrarias:
"...cargando con él a la cárcel, cuando no tenía armas, por sospechoso, vago, conspirador o, como decía el jefe, porque me cae mal...".
Para que veamos como funcionaba el estado, Asturias nos muestra algunos de los que acompañaban en los calabazos a los mendigos y nos narra sus historias; uno de ellos es un sacristán que fue detenido por retirar de la puerta de la iglesia por error (pues el sacristán no sabía leer) un papel en el que se pedía por la madre del presidente.
Aparecen más momentos en el que nos muestra el poder arbitrario que ejercía el Presidente sobre la población, como aquel en el que manda que su secretario sea golpeado por haber derramado un poco de tinta sobre un documento. La paliza es tal que el anciano secretario acaba muriendo.
La corrupción -otra de las características que reúne cualquier dictadura- aparece en varias ocasiones. Uno de los primeros casos que nos describe la novela (capítulo 5) es aquel en el que un médico informa al Presidente de que en el hospital militar han muerto más de cien soldados porque se les está administrando sulfato en mal estado porque el Coronel que lo dirige se enriquece con la compra del producto. Por supuesto que el Presidente amenaza al médico para que lo dicho en su presencia no vuelva a repetirse delante de nadie.
La maldad del presidente es grande. Le pide a Miguel Cara de Ángel (su favorito) que ayude a escapar de su casa al General Canales porque de este modo es como si el General admitiera su culpabilidad. Además al escapar, la policía podría dispararle por intentar huir y de esa manera se produciría un "asesinato legal".
También aparece el llamado "estado policial": cualquier persona es un policía o espía en potencia. Así por ejemplo en la casa del favorito Miguel Cara de Ángel tenemos a la cocinera y a una criada que lo espían, y a su vez se espían entre ellas para posteriormente pasar los informes a la policía.
Además cuando una persona era perseguida por el régimen o caía en desgracia todo el mundo -incluimos a familiares- daba de lado a esa persona. En la novela el ejemplo lo tenemos en el personaje de Camila. Ésta tras la huida de su padre es rechazada por sus tíos que incluso niegan abrirle la puerta, literalmente la dejan en la calle, renegando de todos los lazos que los unían.
¿Y qué decimos de los juicios o mejor dicho de los simulacros de juicios?
¡No se pregunte general, si es culpable o inocente: pregúntese si cuenta o no con el favor del amo, que un inocente a mal con el gobierno, es peor que si fuera culpable!".
Cuando al licenciado Abel Carvajal es llevado a juicio, se encuentra con que el jurado (todos ellos militares) están completamente borrachos. No le han dejado leer su expediente por lo que no tiene ninguna forma de defensa y lo que es aún peor, llevan en una hoja la sentencia de muerte. Definitivamente la justicia es una pantomima.
Por supuesto que el Presidente también se sirve de la propaganda para mantenerse en el poder, como cuando en una taberna varios seguidores suyos entran portando carteles y "sueltan" una larga perorata describiendo las virtudes del "Señor Presidente". Además como todo buen dictador gusta de disfrazar su gobierno autoritario de democrático de ahí que se realicen elecciones o que se atribuya él mismo y sus seguidores los términos demócrata y liberal (algo similar a lo que ocurre hoy en día cuando ciertos partidos se denominan populares o socialistas cuando en realidad deberían ser otros los adjetivos que los calificaran).
Y para terminar nos surge una duda ¿hay esperanza de que todo cambie? En el epílogo parece que Asturias quiere filtrar un rayo de luz que ilumine la oscuridad de los sucesos, pero si nos atenemos a lo narrado en la novela el paisaje que nos deja no puede ser más desolador: todos los que se opusieron de alguna manera al régimen acabaron muriendo fuera cierta o no la acusación.
Una novela que te hace pensar en lo que el ser humano puede llegar a sufrir si por desgracia le toca vivir bajo una dictadura.
FILMOGRAFÍA:
En 2007 el venezolano Rómulo Guardia dirigió este largometraje que tenía como protagonistas a Carlos Mata, Gustavo Rodríguez, Chantal Baudaux y Marialejandra Martín.
Tuvieron que rodarla a escondidas del gobierno venezolano pues podían entender que se trataba de una crítica al gobierno de Chaves.
Además influido por Valle-Inclán con su obra "Tirano Banderas" creará la llamada Novela de dictadores, que con el paso del tiempo incluirá obras como "La fiesta del Chivo" y "Conversaciones en la Catedral", (ambas de Vargas Llosa), "El recurso del método" de Alejo Carpentier, "El otoño del Patriarca" de García Márquez o "Yo, el supremo" de Roa Bastos. De Valle-Inclán en cambio se separa en un aspecto fundamental: mientras que el español describe la dictadura desde fuera como si con él no fuera la historia, el guatemalteco se implica en ella, parece sufrir todo lo que nos narra en su novela porque como más tarde diría "Guatemala me duele".
Y por último tenemos que decir qué es lo que nos narra Asturias. Lo que nos cuenta es la historia de un país en un contexto muy definido: la dictadura de Manuel Estrada Cabrera que gobernó Guatemala con mano de hierro entre 1898 y 1920 aprovechándose de la llamada "Doctrina Monroe" que se resume en "América para los americanos" (siendo americanos los estadounidenses, claro). Y digo que se aprovechó de ello porque ejerció el poder con la inestimable ayuda de una compañía norteamericana: United Fruit Company. En la novela hay varios párrafos en los que se alude a las intromisiones de EEUU en la política guatemalteca. Para que se hagan una idea: el término despectivo usado actualmente: "república bananera" lo acuñó el dueño de la United Fruit Company -Minor Cooper Keith- al referirse a Guatemala como "mi banana republic" pues su empresa poseía el 75% de la tierra cultivable del país. Cuando en 1952, el presidente guatemalteco Jacobo Arbenz intenta llevar a cabo una reforma agraria que pondría fin al monopolio de la Compañía norteamericana la United Fruit mueve sus hilos y con el apoyo del ejército norteamericano derrocan al presidente y coloca como presidente títere a Carlos Castillo Armas.
Es evidente que para que un presidente tuviera un poder efectivo en el país necesitaba plegarse a las órdenes de la Compañía y Manuel Estrada Cabrera cumplió ese papel durante su mandato.
¿Cómo vivía el pueblo de Guatemala la dictadura? A lo largo de la novela son varias las ocasiones en las que se nos describe la situación del pueblo. Por una lado ya en el primer capítulo Miguel Ángel Asturias nos explica la situación de los mendigos que viven en la plaza de Armas de la capital, no en balde, en un primer momento la novela se denominó "Los mendigos políticos" peroal no poder publicarla, pues era evidente a quién criticaba, decidió completarla a lo largo de una década.
Estos mendigos inundan la arcada de la plaza y de entre ellos "el pelele" asesina al coronel Parrales Sonriente. A partir de estos momentos Asturias con una gran maestría nos muestra los métodos de los que se vale "el Señor Presidente" para conseguir su objetivo -mantenerse en el poder a costa de eliminar cualquier posible amenaza-. El primero que nos muestra es el de las detenciones arbitrarias y torturas; el jefe de policía detiene a los mendigos para que testifiquen quien fue el asesino del coronel pero la respuesta que tienen que dar no es la auténtica pues lo que espera el gobierno es que testifiquen que los asesinos eran dos opositores al régimen: el general Canales y el licenciado Abel Carvajal. Ante la tortura que sufren los mendigos (pues todos iniciaron la declaración acusando al "pelele") éstos acaban por declarar que los asesinos fueron quienes dicen los policías.
En el noveno capítulo nos dice en relación a las detenciones arbitrarias:
"...cargando con él a la cárcel, cuando no tenía armas, por sospechoso, vago, conspirador o, como decía el jefe, porque me cae mal...".
Para que veamos como funcionaba el estado, Asturias nos muestra algunos de los que acompañaban en los calabazos a los mendigos y nos narra sus historias; uno de ellos es un sacristán que fue detenido por retirar de la puerta de la iglesia por error (pues el sacristán no sabía leer) un papel en el que se pedía por la madre del presidente.
Aparecen más momentos en el que nos muestra el poder arbitrario que ejercía el Presidente sobre la población, como aquel en el que manda que su secretario sea golpeado por haber derramado un poco de tinta sobre un documento. La paliza es tal que el anciano secretario acaba muriendo.
La corrupción -otra de las características que reúne cualquier dictadura- aparece en varias ocasiones. Uno de los primeros casos que nos describe la novela (capítulo 5) es aquel en el que un médico informa al Presidente de que en el hospital militar han muerto más de cien soldados porque se les está administrando sulfato en mal estado porque el Coronel que lo dirige se enriquece con la compra del producto. Por supuesto que el Presidente amenaza al médico para que lo dicho en su presencia no vuelva a repetirse delante de nadie.
La maldad del presidente es grande. Le pide a Miguel Cara de Ángel (su favorito) que ayude a escapar de su casa al General Canales porque de este modo es como si el General admitiera su culpabilidad. Además al escapar, la policía podría dispararle por intentar huir y de esa manera se produciría un "asesinato legal".
También aparece el llamado "estado policial": cualquier persona es un policía o espía en potencia. Así por ejemplo en la casa del favorito Miguel Cara de Ángel tenemos a la cocinera y a una criada que lo espían, y a su vez se espían entre ellas para posteriormente pasar los informes a la policía.
Además cuando una persona era perseguida por el régimen o caía en desgracia todo el mundo -incluimos a familiares- daba de lado a esa persona. En la novela el ejemplo lo tenemos en el personaje de Camila. Ésta tras la huida de su padre es rechazada por sus tíos que incluso niegan abrirle la puerta, literalmente la dejan en la calle, renegando de todos los lazos que los unían.
¿Y qué decimos de los juicios o mejor dicho de los simulacros de juicios?
¡No se pregunte general, si es culpable o inocente: pregúntese si cuenta o no con el favor del amo, que un inocente a mal con el gobierno, es peor que si fuera culpable!".
Cuando al licenciado Abel Carvajal es llevado a juicio, se encuentra con que el jurado (todos ellos militares) están completamente borrachos. No le han dejado leer su expediente por lo que no tiene ninguna forma de defensa y lo que es aún peor, llevan en una hoja la sentencia de muerte. Definitivamente la justicia es una pantomima.
Por supuesto que el Presidente también se sirve de la propaganda para mantenerse en el poder, como cuando en una taberna varios seguidores suyos entran portando carteles y "sueltan" una larga perorata describiendo las virtudes del "Señor Presidente". Además como todo buen dictador gusta de disfrazar su gobierno autoritario de democrático de ahí que se realicen elecciones o que se atribuya él mismo y sus seguidores los términos demócrata y liberal (algo similar a lo que ocurre hoy en día cuando ciertos partidos se denominan populares o socialistas cuando en realidad deberían ser otros los adjetivos que los calificaran).
Y para terminar nos surge una duda ¿hay esperanza de que todo cambie? En el epílogo parece que Asturias quiere filtrar un rayo de luz que ilumine la oscuridad de los sucesos, pero si nos atenemos a lo narrado en la novela el paisaje que nos deja no puede ser más desolador: todos los que se opusieron de alguna manera al régimen acabaron muriendo fuera cierta o no la acusación.
Una novela que te hace pensar en lo que el ser humano puede llegar a sufrir si por desgracia le toca vivir bajo una dictadura.
FILMOGRAFÍA:
En 2007 el venezolano Rómulo Guardia dirigió este largometraje que tenía como protagonistas a Carlos Mata, Gustavo Rodríguez, Chantal Baudaux y Marialejandra Martín.
Tuvieron que rodarla a escondidas del gobierno venezolano pues podían entender que se trataba de una crítica al gobierno de Chaves.
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