"La Ofensa" se sitúa en plena II Guerra Mundial, aunque en esta ocasión la visión que se nos ofrece es la de un soldado del bando alemán. Este soldado se llama Kurt que evidentemente nos lleva a pensar en el protagonista de la novela de Joseph Conrad El corazón de las tinieblas. El tal Kurt es un joven, hijo de un sastre alemán que es enviado como soldado a la Francia ocupada donde asistirá al horror que provoca su ejército -el jefe de su unidad decide como venganza por la muerte de unos soldados suyos, encerrar a los habitantes de una aldea en un granero y meterle fuego- lo que le provoca una rara enfermedad pues pierde la sensibilidad. Después imaginen lo que ocurre, los aliados comienzan a recuperar terreno, Kurt toma la identidad de un médico colaboracionista muerto y huye con la enfermera de la que se había enamorado a Londres.
Bien, hasta aquí la historia no va mal: te engancha no solo la historia sino que también el lenguaje de Menéndez Salmón pero lo que empezó prometiendo mucho acaba desinflándose. El insensible Kurt trabaja en un cementerio y un día -el mismo en el que su esposa, la enfermera le comunica su embarazo- ve a través de la ventana de la oficina del cementerio a una mujer acompañada de dos hombres y no se sabe muy bien porqué nuestro protagonista decide seguirlos... y nada que resulta que entra en la casa como Pedro por su casa y allí se encuentra con una reunión de antiguos nazis. Joder ¿quién se cree esto? Pero Menéndez Salmón da una vuelta de tuerca y nos presenta al jefe de la unidad nazi que provoca la insensibilidad de Kurt justo en el momento en el que están haciendo un visionado de la masacre a la que asistió nuestro protagonista -escena que me recordó salvando las distancias a la más famosa de la ópera prima de Alejandro Amenábar "Tesis"- y claro el corazón de nuestro protagonista no lo pudo aguantar y allí que se nos murió.
He leído por ahí que la novela se asemeja a "El corazón de las tinieblas" o "El extranjero" de Camus y claro si esta comparación la hacen distinguidos críticos literarios no me queda más que recordar al bueno de Francisco Umbral y decir " a la mierda".
La Ofensa es una novela entretenida para leerla en un rato de asueto y poco más, por favor no insulten más a la inteligencia de los lectores con comparaciones tan odiosas que solo consiguen quitarnos las ganas de leer a aquellos escritores a los que las editoriales dan tanto bombo.
En mi caso le daré una nueva oportunidad a Menéndez Salmón porque con La noche feroz el autor si consiguió emocionarme con cada una de sus palabras.
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