PIC-NIC
Escrita por el dramaturgo español Fernando Arrabal esta obra fue publicada y representada por primera vez en 1952. Nos encontramos ante un alegato contra la guerra que utiliza el absurdo para explicarnos el absurdo de las contiendas.
Personajes: Zapo, Zepo, señor Tepán, señora Tepán, camilleros.
FICHA:
Editorial: Everest
Formato: Tapa Dura
Año: 2009
Páginas: 13
Precio: 29,95
Nos encontramos ante una de las grandes obras de teatro escritas por Fernando Arrabal. A penas quince páginas le bastan al autor para realizar una audaz crítica hacia los militares y políticos que llevan a la población civil a enfrentarse en unas guerras absurdas que ni siquiera los soldados llegan a comprender.
Para realizar esa crítica, Arrabal utiliza el llamado teatro del absurdo que se caracteriza por la utilización del sentido del humor y poseer unos fuertes rasgos existencialistas a través de los cuales cuestionar a la sociedad de la época.
Los protagonistas son un par de soldados y los padres de uno de ellos;a través de unos diálogos rebosantes de inocencia y humor estos personajes nos muestran el desconocimiento que los llevan a enfrentarse en una batalla sin cuartel los de un bando y otro. Cuando dialogan entre ellos los soldados enfrentados se percatan de que realmente no tienen nada contra el rival y que son más cosas las que los unen que las que los enfrenta.
El desenlace de la obra es brutal e inesperado -como buen ejemplo del teatro del absurdo- puesto que ocurre lo imprevisto. Toda la representación parece una fiesta aunque se centre en un campo de batalla: de esta manera asistimos a una comida campestre (le da nombre a la obra), a música, bailes, compadreo entre los soldados... y finalmente asistimos a lo inevitable en una guerra: la muerte. De manera que lo que en teoría parece ser lo normal en una guerra (la muerte y el sufrimiento) en la obra de Arrabal resulta ser lo absurdo, lo incomprensible teniéndose en cuenta lo sucedido a lo largo de la obra.
En mi opinión nos encontramos ante una de las grandes obras de teatro que se han escrito en el siglo XX, una pena que Fernando Arrabal sea más recordado por aquella intervención en la tertulia televisiva que dirigía y presentaba Sánchez Dragó que por su excelsa obra.
Escrita por el dramaturgo español Fernando Arrabal esta obra fue publicada y representada por primera vez en 1952. Nos encontramos ante un alegato contra la guerra que utiliza el absurdo para explicarnos el absurdo de las contiendas.
Personajes: Zapo, Zepo, señor Tepán, señora Tepán, camilleros.
FICHA:
Editorial: Everest
Formato: Tapa Dura
Año: 2009
Páginas: 13
Precio: 29,95
Nos encontramos ante una de las grandes obras de teatro escritas por Fernando Arrabal. A penas quince páginas le bastan al autor para realizar una audaz crítica hacia los militares y políticos que llevan a la población civil a enfrentarse en unas guerras absurdas que ni siquiera los soldados llegan a comprender.
Para realizar esa crítica, Arrabal utiliza el llamado teatro del absurdo que se caracteriza por la utilización del sentido del humor y poseer unos fuertes rasgos existencialistas a través de los cuales cuestionar a la sociedad de la época.
Los protagonistas son un par de soldados y los padres de uno de ellos;a través de unos diálogos rebosantes de inocencia y humor estos personajes nos muestran el desconocimiento que los llevan a enfrentarse en una batalla sin cuartel los de un bando y otro. Cuando dialogan entre ellos los soldados enfrentados se percatan de que realmente no tienen nada contra el rival y que son más cosas las que los unen que las que los enfrenta.
El desenlace de la obra es brutal e inesperado -como buen ejemplo del teatro del absurdo- puesto que ocurre lo imprevisto. Toda la representación parece una fiesta aunque se centre en un campo de batalla: de esta manera asistimos a una comida campestre (le da nombre a la obra), a música, bailes, compadreo entre los soldados... y finalmente asistimos a lo inevitable en una guerra: la muerte. De manera que lo que en teoría parece ser lo normal en una guerra (la muerte y el sufrimiento) en la obra de Arrabal resulta ser lo absurdo, lo incomprensible teniéndose en cuenta lo sucedido a lo largo de la obra.
En mi opinión nos encontramos ante una de las grandes obras de teatro que se han escrito en el siglo XX, una pena que Fernando Arrabal sea más recordado por aquella intervención en la tertulia televisiva que dirigía y presentaba Sánchez Dragó que por su excelsa obra.
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