Bajo el techo que se desmorona
Escrito por el serbio Goran Petrovic, en un principio fue ideado como un cuento "El aliento y la chispa" de apenas tres o cuatro páginas en 2003. Este cuento sufrió numerosas ampliaciones hasta la definitiva de 2010 que es la que la editorial Sexto Piso nos presenta en esta ocasión.
Personajes: Varios
FICHA:
Editorial: Sexto Piso
Formato: Tapa Blanda
Año: 2014
Páginas: 172
Precio: 18 euros
Traductor: Dubravka Suznjevic
Esperaba una novela en la que el autor nos describiera la tortuosa historia yugoslava desde los años 30 hasta la actualidad y básicamente es lo que encontramos en esta obra, aunque ciertamente lo interesante de la misma es cómo consigue transmitirnos esta historia yugoslava. Para hacerlo se centra en unos personajes que cierta tarde de 1980 se encuentran en el cine Uranija. A través de la vida de éstos, y del propio cine (construcción, dueños, nacionalizaciones...) como si de un mosaico se tratara, Petrovic nos describe lo sucedido en los años 30, la ocupación nazi, la actividad partizana, la victoria del comunismo, las diferencias culturales entre la URSS y la Yugoslavia de Tito, el control estatal y su represión, la guerra civil de los 90... y todo en menos de 170 páginas.
Realmente Petrovic parece que nos muestra una serie de fotogramas de la historia yugoslava a través de los variopintos personajes que asisten al cine un día tras otro como si enlazara esos fotogramas con el auténtico protagonista de la novela: el cine Uranija.
La metáfora es un elemento fundamental para entender la novela; podríamos decir que encontramos dos que nos resultan interesantísimas: La primera la encontramos con el nombre de un loro que no tendría mayor importancia a lo largo de la obra si no fuera por su nombre: "Democracia". Por culpa de este loro -mas que nada por su nombre- el dueño recibe una paliza por parte de un enviado del Estado yugoslavo pues en un estado totalitario ya sabemos lo que ocurre a los que utilizan esa palabra de origen griego tan denostada incluso hoy en día por los que se encuentran en el poder. "La Democracia" huye en cuanto ve llegar al violento, desaparece; la represión vence mientras la democracia no le planta cara.
Hay una segunda metáfora muy interesante en la novela y es aquella que hace referencia al techo del cine Uranija. En él, pintado, se nos presenta el espacio con un sol esplendoroso que preside el fresco, junto a los planetas, satelites, constelaciones, etc. Al comienzo del libro este fresco aparece espectacular (años 30 con la construcción del Hotel Jugoslavija, los años dorados de la sala de cine) pero a medida que pasan los años éste se va deteriorando sin que nadie ponga remedio a ello. Las butacas anticuadas, el proyector averiado, arreglado y vuelto a averiar en un sinfín de ocasiones, el techo que se desmorona paulatinamente (de ahí el nombre de la novela). Podríamos decir que ese techo que se desmorona en esa tarde de 1980 hace referencia al fin del régimen de Tito, de una forma de vida, de un estado que si hasta ese momento se había mantenido unido no lo era por sus afinidades (bosnios musulmanes, serbios ortodoxos, croatas y eslovenos católicos. Y ninguna en mayoría por lo que en la propia Bosnia encontramos a ortodoxos y católicos y así sucesivamente en los demás territorios) sino por la mano de hierro con la que gobernaba el propio Tito.
Con la muerte de esta personalidad Yugoslavia comenzó su desintegración pues no había un líder con carácter y poder suficiente para manejar esa situación que acabó desencadenando la guerra civil yugoslava.
Una pena que Petrovic no ahondara un poco más en los años 90 y el siglo XXI quizá por ello sea por lo que me quedé a medias con la novela; esperaba ese paso al frente del escritor serbio en la descripción de lo que sucedió en esos años.
Por cierto antes de finalizar doy gracias a Dios, al huevo Cósmico o a quien quiera que sea quien creó el mundo por no haber leído la contraportada del libro porque si llego a leer la cita que indica "... cuya imaginación me hace pensar en un Borges romántico" no hubiese leído la novela ni de coña.
Lo siento por los Borgistas pero es superior a mis fuerzas leer algo del argentino después de mi sufrimiento con Ficciones.
Goran Petrovic queda anotado como autor al que tendré que volver en una próxima ocasión.
Escrito por el serbio Goran Petrovic, en un principio fue ideado como un cuento "El aliento y la chispa" de apenas tres o cuatro páginas en 2003. Este cuento sufrió numerosas ampliaciones hasta la definitiva de 2010 que es la que la editorial Sexto Piso nos presenta en esta ocasión.
Personajes: Varios
FICHA:
Editorial: Sexto Piso
Formato: Tapa Blanda
Año: 2014
Páginas: 172
Precio: 18 euros
Traductor: Dubravka Suznjevic
Esperaba una novela en la que el autor nos describiera la tortuosa historia yugoslava desde los años 30 hasta la actualidad y básicamente es lo que encontramos en esta obra, aunque ciertamente lo interesante de la misma es cómo consigue transmitirnos esta historia yugoslava. Para hacerlo se centra en unos personajes que cierta tarde de 1980 se encuentran en el cine Uranija. A través de la vida de éstos, y del propio cine (construcción, dueños, nacionalizaciones...) como si de un mosaico se tratara, Petrovic nos describe lo sucedido en los años 30, la ocupación nazi, la actividad partizana, la victoria del comunismo, las diferencias culturales entre la URSS y la Yugoslavia de Tito, el control estatal y su represión, la guerra civil de los 90... y todo en menos de 170 páginas.
Realmente Petrovic parece que nos muestra una serie de fotogramas de la historia yugoslava a través de los variopintos personajes que asisten al cine un día tras otro como si enlazara esos fotogramas con el auténtico protagonista de la novela: el cine Uranija.
La metáfora es un elemento fundamental para entender la novela; podríamos decir que encontramos dos que nos resultan interesantísimas: La primera la encontramos con el nombre de un loro que no tendría mayor importancia a lo largo de la obra si no fuera por su nombre: "Democracia". Por culpa de este loro -mas que nada por su nombre- el dueño recibe una paliza por parte de un enviado del Estado yugoslavo pues en un estado totalitario ya sabemos lo que ocurre a los que utilizan esa palabra de origen griego tan denostada incluso hoy en día por los que se encuentran en el poder. "La Democracia" huye en cuanto ve llegar al violento, desaparece; la represión vence mientras la democracia no le planta cara.
Hay una segunda metáfora muy interesante en la novela y es aquella que hace referencia al techo del cine Uranija. En él, pintado, se nos presenta el espacio con un sol esplendoroso que preside el fresco, junto a los planetas, satelites, constelaciones, etc. Al comienzo del libro este fresco aparece espectacular (años 30 con la construcción del Hotel Jugoslavija, los años dorados de la sala de cine) pero a medida que pasan los años éste se va deteriorando sin que nadie ponga remedio a ello. Las butacas anticuadas, el proyector averiado, arreglado y vuelto a averiar en un sinfín de ocasiones, el techo que se desmorona paulatinamente (de ahí el nombre de la novela). Podríamos decir que ese techo que se desmorona en esa tarde de 1980 hace referencia al fin del régimen de Tito, de una forma de vida, de un estado que si hasta ese momento se había mantenido unido no lo era por sus afinidades (bosnios musulmanes, serbios ortodoxos, croatas y eslovenos católicos. Y ninguna en mayoría por lo que en la propia Bosnia encontramos a ortodoxos y católicos y así sucesivamente en los demás territorios) sino por la mano de hierro con la que gobernaba el propio Tito.
Con la muerte de esta personalidad Yugoslavia comenzó su desintegración pues no había un líder con carácter y poder suficiente para manejar esa situación que acabó desencadenando la guerra civil yugoslava.
Una pena que Petrovic no ahondara un poco más en los años 90 y el siglo XXI quizá por ello sea por lo que me quedé a medias con la novela; esperaba ese paso al frente del escritor serbio en la descripción de lo que sucedió en esos años.
Por cierto antes de finalizar doy gracias a Dios, al huevo Cósmico o a quien quiera que sea quien creó el mundo por no haber leído la contraportada del libro porque si llego a leer la cita que indica "... cuya imaginación me hace pensar en un Borges romántico" no hubiese leído la novela ni de coña.
Lo siento por los Borgistas pero es superior a mis fuerzas leer algo del argentino después de mi sufrimiento con Ficciones.
Goran Petrovic queda anotado como autor al que tendré que volver en una próxima ocasión.
Buena reseña. Interesante lo que indicas de Borges, coincido contigo. Petrovic me sorprende y la idiosincracia de los serbios también. Cultura muy parecida a la mexicana: el chisme, el egoísmo y la envidia.
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