Novela entretenida, de lectura fácil y rápida, con buenas dosis del famoso sentido de humor británico (sobre todo a costa de los impuestos), ingeniosa e intrigante. En resumen fabulosa.
Israel Zangwill fue un escritor británico que vivió entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX que solo escribió tres novelas pero que fueron best-sellers; hoy tanto el autor como su obra son auténticos desconocidos.
En esta novela que edita Ardicia, Zangwill nos presenta un misterio de difícil resolución: un asesinato. La dificultad reside en que la victima a pesar de tener el cuello cortado apenas está manchado de sangre, las manos las tenía bajo la cabeza y la ventana estaba cerrada desde el interior al igual que la puerta. De manera que el lector no solo se pregunta quién realizó el asesinato sino sobre todo de qué manera pudo realizarlo.
Zangwill a lo largo de la novela parece jugar con el lector y en un momento determinado recurre a Los Crímenes de la calle Morgue de Allan Poe para indicarnos que la resolución del caso no va por esos derroteros tan estrambóticos. En esos años se estaba imponiendo la novela policíaca; Sherlock Holmes era un personaje ya ultraconocido (en 1887 Arthur Conan Doyle publicó la primera novela) por lo que el personaje de Grodman (el detective protagonista de esta novela) tuvo un éxito tal que catapultó a la fama a su creador Zangwill.
Además encontramos en la novela a modo de pinceladas los problemas ante los que se encontraba la población inglesa: pago de impuestos por casi cualquier acto, importancia del movimiento obrero cuyos mítines eran origen de grandes enfrentamientos con la policía; ineficacia de la policía y políticos como Gladstone que se creían por encima del bien y el mal.
En resumen 200 páginas donde el lector queda atrapado y no deja de pensar en el modo en el que se cometió el asesinato para finalmente quedar sorprendido por la resolución del mismo ante la brillantez y sencillez con la que el autor nos la muestra.
Una gran novela .
Además encontramos en la novela a modo de pinceladas los problemas ante los que se encontraba la población inglesa: pago de impuestos por casi cualquier acto, importancia del movimiento obrero cuyos mítines eran origen de grandes enfrentamientos con la policía; ineficacia de la policía y políticos como Gladstone que se creían por encima del bien y el mal.
En resumen 200 páginas donde el lector queda atrapado y no deja de pensar en el modo en el que se cometió el asesinato para finalmente quedar sorprendido por la resolución del mismo ante la brillantez y sencillez con la que el autor nos la muestra.
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