Adiós a las Armas
Publicada en 1929 nos encontramos ante una novela con tintes autobiográficos puesto que Hemingway fue conductor de ambulancias durante la I Guerra Mundial en el bando italiano.
Personajes: Henry, Catherine Barckley
FICHA:
Editorial: Lumen
Formato: Tapa Dura
Año: 2013
Páginas: 376
Precio: 20,90 euros
Traductor: Miguel Temprano
Sobrevalorado, es el adjetivo con el que muchos califican a este escritor norteamericano. En mi opinión Hemingway es un escritor genial que con una sencillez abrumadora nos muestra la vida del ser humano con sus miserias y grandezas. No encontraremos una ácida crítica en la mayor parte de su obra porque lo que realmente lo define es su excelencia narradora.
En esta novela ambientada en la I Guerra Mundial no nos hace un alegato pacifista como muchos otros autores (ya vimos el ejemplo de Romain Rolland aquí), simplemente se centra en relatarnos una historia de amor en medio de un conflicto que destrozaba a todo un continente.
Para ser más precisos nos describe los días que pasa un voluntario norteamericano -Henry- durante la I Guerra Mundial en Italia donde encontrará el amor con una enfermera inglesa - Catherine Barkley-. Si por momentos olvidamos al leer la novela que nos encontramos ante uno de los acontecimientos más terribles de la historia de la humanidad es porque Hemingway nos muestra el otro lado de ese conflicto; podríamos decir que todo "yin" tiene su "yang" de manera que aparecen numerosos párrafos en el que el fragor de la batalla queda en un tercer o incluso cuarto plano mientras que el cortejo entre nuestros protagonistas toman ese primer plano en importancia.
Esto no es óbice para que nos encontremos con párrafos tan terribles como aquel en el que nos describe la caída del mortero que acaba con la muerte de un chófer compañero suyo, y con su pierna dislocada -la rodilla la tenía junto a la tibia-; o aquel otro en el que un soldado con una hernia galopante se golpea y deja de ponerse la faja con tal de que no lo lleven al frente.
En una segunda parte Hemingway nos describe el proceso de recuperación que lleva a cabo Henry en un hospital de Milán tras las heridas sufrida en un ataque austriaco; mientras, su novia Catherine, ha conseguido que la trasladen a Milán para poder encargarse de cuidar junto a otras enfermeras de Henry.
Lo que más puede llamar la atención del lector es que en Milán se viviera ajena a la guerra: la Scala, los grandes hoteles y restaurantes funcionaban como si el frente estuviese a miles de kilómetros de allí cuando realmente se encontraba cerca. Podría decirse que el ser humano se comporta como ese avestruz que ante el peligro esconde su cabeza entre las patas creyendo que de esta manera nada podrá sucederle.
Si hay algo que no me gusta de la novela es el personaje de Catherine que parece una desequilibrada, además de mantener una relación demasiado "empalagosa" con Henry. Por contra encontramos algunas partes de una calidad excelente como aquellas en las que hace referencia a la guerra y a su huida cuando intentan fusilarlo porque lo creen un espía.
En resumidas cuentas si la relación de los protagonistas no hubiese sido tan poco creíble nos encontraríamos ante una de las grandes novelas que trataban el tema de la I Guerra Mundial.
FILMOGRAFÍA
Estrenada en 1932 la cinta dirigida por Frank Borzage, obtuvo dos premios Oscar en 1933 (fotografía y sonido) y aunque sus intérpretes Helen Hayes y Gary Cooper no fueron nominados fueron aclamados por sus interpretaciones.
En 1957 se estrenó la cinta dirigida por Charles Vidor que obtuvo una nominación al Oscar, en este caso el de Mejor Actor de Reparto (Vittorio de Sica). Además de éste la película fue protagonizada por Rock Hudson y Jennifer Jones.
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