No conocía esta editorial hasta que un día encontré un libro con una llamativa portada roja y un tío que me recordaba a Lenin. Miré el autor y oye, que era nada más y nada menos que Jack London pero es que el título me sorprendió "La huelga general". No sabía que London hubiese escrito relatos con contenido político. Pero lo que definitivamente me llevó a comprarlo es que además el relato estaba ilustrado por una de las mejores en su campo en España: Laura Pérez Vernetti. La editorial que en un periodo de crisis no solo económica sino que también del movimiento sindical (que se lo digan sino a los UGT, CCOO, CSIF, ANPE o CNT) tuvo la feliz idea de publicar un libro sobre una huelga general fue Luces de Gálibo.
El argumento del relato es sencillo: en los Estados Unidos de principios del siglo XX los obreros hartos de los abusos de los empresarios deciden llevar a cabo una huelga general que lleve a sus jefes a pasar el mismo hambre o más del que ellos están pasando, de manera que todas las actividades económicas quedan paralizadas no por un, dos, tres o cuatro días sino durante meses.Por supuesto que los obreros no son tontos y por ello a lo largo de los meses precedentes se han ido aprovisionando de alimentos para que esa dura huelga no les afecte lo más mínimo.
El caos que provoca dicha huelga es tal que las clases altas de la sociedad norteamericana (London se centra en la de la ciudad de San Francisco) pierden los papeles y deciden hacer cualquier cosa con tal de recuperar ese poder que ven perdido. A medida que pasan las páginas (60 con ilustraciones incluidas) la situación para estos ricachones se hace cada vez más insostenible hasta que acaban por luchar como salvajes por un trozo de carne.
Por supuesto quien resulta vencedor de este enfrentamiento será la clase obrera, pero veamos ahora porqué tiene tanto valor este relato. Primero de todo porque a pesar de que se escribió a principios del siglo XX el fondo que trata es de la más rabiosa actualidad:la importancia de los sindicatos.
Nadie puede negar que los niveles de confianza en los sindicatos actualmente en nuestro país está por los suelos: cursos de formación en Andalucía donde sindicatos ponen la mano para llevárselo calentito a casa, apoyo a gobiernos que recortan en personal en áreas tan importantes como Educación o Sanidad (si no lo creen vean el trabajo sucio que le hicieron los sindicatos nombrados en el primer párrafo a las señoras Esperanza Aguirre o María Dolores de Cospedal en las comunidades de Madrid y Castilla la Mancha) y un largo etc; pero ello no debe ocultarnos una verdad importantísima y ésta es que sin los sindicatos, buena parte de los derechos labores que tenemos (cierto que muchos de ellos nos los han cercenado en los últimos 5 años) hoy en día no podríamos disfrutarlos.
Jack London nos recuerda que gracias a un buen sindicato, y utilizando como única forma de presión la resistencia pacífica (la huelga general) el trabajador puede acabar no imponiéndose al empresario pero si al menos obtener una serie de derechos que le permitan vivir de una manera más decorosa y digna.
También es interesante el relato porque hace pensar al lector algo en lo que casi nadie suele hacerlo: es el propio trabajador quien crea riqueza y quien permite que una economía se desarrolle; en el momento en el que el trabajador desaparece de la ecuación (como por ejemplo en una huelga general) el desarrollo económico se ralentiza y la riqueza desaparece. Es más, muestra que si los trabajadores se unen y organizan pueden cambiar incluso la forma de hacer política en un país (y de esto último estamos teniendo en España un claro ejemplo con la irrupción de un nuevo partido político como PODEMOS que tiene su origen en las manifestaciones del famoso 15-M de 2011).
Sin duda un relato de lo más actual de uno de los mejores escritores norteamericanos del siglo XX.
Un último comentario: la editorial Luces de Gálibo dona un 1% de los beneficios obtenidos por la venta de cada libro. Ya podrían aprender las grandes editoriales españolas.
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