LA CORTE DE CARLOS IV
Escrita por Benito Pérez Galdós en 1873, esta novela forma parte de la primera serie de los Episodios Nacionales y se sitúa cronológicamente tras Trafalgar.
Personajes: Gabrielillo, Amaranta, Lesbia, Mañara, Inesilla, Isidoro la González.
FICHA:
Editorial: Destino
Formato: Tapa Dura
Año: 2005
Páginas: 132
Precio: 30 euros
Segunda parte de la primera serie de Los Episodios Nacionales, nos encontramos ante una novela que sigue los mismos patrones que su antecesora Trafalgar.
El personaje principal sigue siendo Gabriel de Araceli o Gabrielillo que tras haber marchado de Cádiz en busca de nuevas aventuras acaba recalando en Madrid. Respecto a sus aventuras en la Corte madrileña más tarde lo esbozaremos, ahora veamos aquellos puntos que más nos han llamado la atención de la novela.
Comenzamos por la crítica feroz que hace Pérez Galdós al teatro imperante en España a principios del siglo XIX hasta que llega la tremenda irrupción de Leandro Fernández de Moratín. Galdós a través de Gabriel defiende el tipo de teatro que propone Moratín que se basa en lo cotidiano frente a un teatro donde los personajes parecen de otro tiempo.
Muy curioso resulta la descripción del momento en que los defensores del teatro clásico intentan reventar el estreno de El sí de las niñas pero no pueden ante el éxito rotundo que tiene la función entre el resto del público.
Por otro lado encontramos la crítica política. Así nos habla del odio que sentía el pueblo hacia El Príncipe de la Paz, Manuel Godoy, al que hacían culpable de todos los problemas que acuciaban al país. Realmente y tal como comenta Galdós a través de Gabrielillo, Godoy tomó malas decisiones pero también las tomó buenas, pero el hecho de ser un advenedizo que provocó el descontento del pueblo.
Además de Godoy el pueblo español también culpaba, como no podía ser de otra manera, a su monarca Carlos IV, de ahí que la mayoría de la población apoyara al príncipe Fernando como nuevo rey. Las intrigas que se produjeron en El Escorial con el fin de promover la abdicación de Carlos IV en favor de Fernando están perfectamente descritas en la novela.
Por otro lado encontramos una dura crítica a todos aquellos que creían que con la entrada de las tropas de Napoleón en España se consiguiría que Fernando accediera al trono en detrimento de sus padres y es que en España estaban deseando que los franceses hicieran acto de presencia dentro de nuestras fronteras.
Como todos sabemos la excusa utilizada por "el Corso" era la de la invasión de Portugal -aliada de Inglaterra- a la que pretendía dividir en tres zonas que se repartirían entre Francia, España y Godoy que de ese modo pasaría a ser rey.
Ante esta opinión generalizada Galdós contrapone la voz de la discordia en un personaje de baja estofa.. Este es el único que ve con claridad que la entrada de las tropas francesas en España lo único que traerán son problemas y es que después de comprobar como Napoleón estaba conquistando Europa era evidente que España sería el siguiente paso.
El resto de la novela lo que hace es acompañar a esta crítica política, añadiendo Galdós ciertos aires costumbristas a la obra para hacerla más amena. Así encontramos la lucha entre dos damas Lesbia y Amaranta que defienden a los dos bandos políticos anteriormente mencionados; o la aparición estelar del Marqués un diplomático que presume de conocer muchos secretos de estado cuando en realidad no conoce nada de lo que se cuece en la Corte. Este personaje nos recuerda tremendamente al mentiroso Malaespina que aparece en Trafalgar incluso el propio autor nos lo recuerda en la propia novela.
De Gabriel que a fin de cuentas es el personaje principal nos cuenta como entra al servicio de una actriz de teatro -la González- de la que se despide para asistir a la condesa Amaranta. En este punto parece que Gabriel pierde la cabeza y ya se ve como un nuevo Godoy alcanzando los más altos puestos de la administración, incluso gobernando a algún pequeño estado de los que Napoleón está creando por Europa. Y es que en este momento lo que hace Galdós es criticar el sentido de medrar en la carrera política existente a principios del siglo XIX. Cualquiera podía ascender socialmente gracias al apoyo de un personaje importante sin tener en cuenta las aptitudes que la persona tuviera para alcanzar esos logros. Claro que si ese noble que te ayudaba caía en desgracia también lo hacían todas las personas que habían sido ayudadas por éste.
Gabriel que en principio estaba muy enamorada de la hija de la modista de la González -Inesilla- pierde la cabeza por Amaranta a la que finalmente abandona ante los favores deshonrosos que ésta le pide a Gabriel.
La traca final es la sorpresa que se lleva nuestro protagonista cuando descubre que Inesilla es realmente hija de Amaranta...
Se aprecia una cierta influencia de Lázaro de Tormes en Gabriel puesto que ambos son unos adolescentes inocentes que se picardearán con el trato de unos señores que les hace ver la realidad de la vida a base de golpes (físicos al primero, morales al segundo).
Como podéis ver, nos encontramos ante una novela que reúne todos los requisitos para ser leída: sencilla, con crítica social y política y una narración que hace que el lector no pueda dejar de leerla.
Así que seguiremos con el tercer episodio El diecinueve de marzo y el dos de mayo que promete y mucho.
Escrita por Benito Pérez Galdós en 1873, esta novela forma parte de la primera serie de los Episodios Nacionales y se sitúa cronológicamente tras Trafalgar.
Personajes: Gabrielillo, Amaranta, Lesbia, Mañara, Inesilla, Isidoro la González.
FICHA:
Editorial: Destino
Formato: Tapa Dura
Año: 2005
Páginas: 132
Precio: 30 euros
Segunda parte de la primera serie de Los Episodios Nacionales, nos encontramos ante una novela que sigue los mismos patrones que su antecesora Trafalgar.
El personaje principal sigue siendo Gabriel de Araceli o Gabrielillo que tras haber marchado de Cádiz en busca de nuevas aventuras acaba recalando en Madrid. Respecto a sus aventuras en la Corte madrileña más tarde lo esbozaremos, ahora veamos aquellos puntos que más nos han llamado la atención de la novela.
Comenzamos por la crítica feroz que hace Pérez Galdós al teatro imperante en España a principios del siglo XIX hasta que llega la tremenda irrupción de Leandro Fernández de Moratín. Galdós a través de Gabriel defiende el tipo de teatro que propone Moratín que se basa en lo cotidiano frente a un teatro donde los personajes parecen de otro tiempo.
Muy curioso resulta la descripción del momento en que los defensores del teatro clásico intentan reventar el estreno de El sí de las niñas pero no pueden ante el éxito rotundo que tiene la función entre el resto del público.
Por otro lado encontramos la crítica política. Así nos habla del odio que sentía el pueblo hacia El Príncipe de la Paz, Manuel Godoy, al que hacían culpable de todos los problemas que acuciaban al país. Realmente y tal como comenta Galdós a través de Gabrielillo, Godoy tomó malas decisiones pero también las tomó buenas, pero el hecho de ser un advenedizo que provocó el descontento del pueblo.
Además de Godoy el pueblo español también culpaba, como no podía ser de otra manera, a su monarca Carlos IV, de ahí que la mayoría de la población apoyara al príncipe Fernando como nuevo rey. Las intrigas que se produjeron en El Escorial con el fin de promover la abdicación de Carlos IV en favor de Fernando están perfectamente descritas en la novela.
Por otro lado encontramos una dura crítica a todos aquellos que creían que con la entrada de las tropas de Napoleón en España se consiguiría que Fernando accediera al trono en detrimento de sus padres y es que en España estaban deseando que los franceses hicieran acto de presencia dentro de nuestras fronteras.
Como todos sabemos la excusa utilizada por "el Corso" era la de la invasión de Portugal -aliada de Inglaterra- a la que pretendía dividir en tres zonas que se repartirían entre Francia, España y Godoy que de ese modo pasaría a ser rey.
Ante esta opinión generalizada Galdós contrapone la voz de la discordia en un personaje de baja estofa.. Este es el único que ve con claridad que la entrada de las tropas francesas en España lo único que traerán son problemas y es que después de comprobar como Napoleón estaba conquistando Europa era evidente que España sería el siguiente paso.
El resto de la novela lo que hace es acompañar a esta crítica política, añadiendo Galdós ciertos aires costumbristas a la obra para hacerla más amena. Así encontramos la lucha entre dos damas Lesbia y Amaranta que defienden a los dos bandos políticos anteriormente mencionados; o la aparición estelar del Marqués un diplomático que presume de conocer muchos secretos de estado cuando en realidad no conoce nada de lo que se cuece en la Corte. Este personaje nos recuerda tremendamente al mentiroso Malaespina que aparece en Trafalgar incluso el propio autor nos lo recuerda en la propia novela.
De Gabriel que a fin de cuentas es el personaje principal nos cuenta como entra al servicio de una actriz de teatro -la González- de la que se despide para asistir a la condesa Amaranta. En este punto parece que Gabriel pierde la cabeza y ya se ve como un nuevo Godoy alcanzando los más altos puestos de la administración, incluso gobernando a algún pequeño estado de los que Napoleón está creando por Europa. Y es que en este momento lo que hace Galdós es criticar el sentido de medrar en la carrera política existente a principios del siglo XIX. Cualquiera podía ascender socialmente gracias al apoyo de un personaje importante sin tener en cuenta las aptitudes que la persona tuviera para alcanzar esos logros. Claro que si ese noble que te ayudaba caía en desgracia también lo hacían todas las personas que habían sido ayudadas por éste.
Gabriel que en principio estaba muy enamorada de la hija de la modista de la González -Inesilla- pierde la cabeza por Amaranta a la que finalmente abandona ante los favores deshonrosos que ésta le pide a Gabriel.
La traca final es la sorpresa que se lleva nuestro protagonista cuando descubre que Inesilla es realmente hija de Amaranta...
Se aprecia una cierta influencia de Lázaro de Tormes en Gabriel puesto que ambos son unos adolescentes inocentes que se picardearán con el trato de unos señores que les hace ver la realidad de la vida a base de golpes (físicos al primero, morales al segundo).
Como podéis ver, nos encontramos ante una novela que reúne todos los requisitos para ser leída: sencilla, con crítica social y política y una narración que hace que el lector no pueda dejar de leerla.
Así que seguiremos con el tercer episodio El diecinueve de marzo y el dos de mayo que promete y mucho.
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