LA MUERTE DE IVAN ILICH
Escrita por Leon Tolstoi (1828-1910) fue publicada en 1886, justo unos años después de un dilema espiritual que tuvo al sobrepasar la cincuentena.
Personajes: Iván Ilich, Praskovia Fiódorovna, Guerásim.
Editorial: Nórdica
Año: 2013
Formato: Tapa Blada
Páginas: 150
Precio: 18 euros
En la muerte de Iván Ilich, Lev Tolstoi trata como en ninguna otra novela el tema de la vida y la muerte. La escribe cuando tiene 58 años, y es una de las primeras novelas de ese nuevo Tolstoi que ha surgido a partir de 1880 cuando sus novelas pasan a preocuparse más por la muerte que por la vida. Podríamos decir que a la primera fase pertenecerían obras como Ana Karenina, Guerra y Paz, La Felicidad Conyugal o Los Cosacos; mientras que a la fase en la que escribe La muerte de Iván Ilich pertenecerían La Sonata de Kreutzer, Resurrección, o Hadji Murat.
El argumento se basa en un personaje principal: Iván Ilich. Burócrata (durante su vida fue fiscal, juez de instrucción...) que sigue los pasos de su padre y cuyo gran objetivo es cumplir con el ideal de vida que tiene la sociedad zarista del momento. Podríamos decir que según el pensamiento de Ilich el hombre es un actor que solo hará bien su trabajo si cumple con el guión propuesto por la sociedad.
En la muerte de Iván Ilich, Lev Tolstoi trata como en ninguna otra novela el tema de la vida y la muerte. La escribe cuando tiene 58 años, y es una de las primeras novelas de ese nuevo Tolstoi que ha surgido a partir de 1880 cuando sus novelas pasan a preocuparse más por la muerte que por la vida. Podríamos decir que a la primera fase pertenecerían obras como Ana Karenina, Guerra y Paz, La Felicidad Conyugal o Los Cosacos; mientras que a la fase en la que escribe La muerte de Iván Ilich pertenecerían La Sonata de Kreutzer, Resurrección, o Hadji Murat.
El argumento se basa en un personaje principal: Iván Ilich. Burócrata (durante su vida fue fiscal, juez de instrucción...) que sigue los pasos de su padre y cuyo gran objetivo es cumplir con el ideal de vida que tiene la sociedad zarista del momento. Podríamos decir que según el pensamiento de Ilich el hombre es un actor que solo hará bien su trabajo si cumple con el guión propuesto por la sociedad.
Contraerá matrimonio por conveniencia, ya que su esposa debe ser desde luego aquella que la sociedad crea que es la que realmente merezca por su posición.
Su ascenso a nivel burocrático se produce también porque lo impone esta misma sociedad. Aunque es feliz en una alejada provincia del imperio ruso llega un momento en que piensa en que debe dar un paso más en su carrera y por ello corta con su círculo de amigos para obtener un nuevo ascenso en la gran ciudad del imperio: San Petesburgo.
Hacemos hincapié en cómo el protagonista es un actor de la vida porque el mismo se dará cuenta de que no ha sido feliz. Solo lo fue en su infancia. Y se dará cuenta de ello justo cuando aparece el otro personaje importante de la obra: la muerte.
Iván se da un golpe (la simbología es importante porque se lo da cuando sube a una escalera y cuando está en el último peldaño, cae -es decir, cuando consigue su estatus social más alto, cuando en teoría es más feliz, cae comenzando todos sus problemas) y a partir de ese momento su salud va deteriorándose hasta el punto en que es consciente de que la muerte lo acecha en cualquier momento y lugar. Ningún médico puede solucionar su enfermedad, hasta que acaba postrado en la cama. Y es en esos momentos cuando el protagonista hace balance de su vida ¿por qué va a morir ahora que estaba en el cenit de su vida? ¿por qué se siente tan solo a pesar de que en su propia casa viven su esposa, hijos, criados, se hacen fiestas...? Aquí encontramos la crítica feroz que hace Tolstoi hacia la sociedad zarista. Se vive más para que los demás vean como vive uno que para disfrutar de esa vida uno mismo, y cuando te das cuenta estás a punto de morir; el individuo ha perdido su vida porque no ha vivido la vida que él ha querido, sino la que la sociedad le ha pedido que viva.
Y es esto lo que justamente angustia a Iván Ilich en el lecho de muerte, y por lo que pasa sus tres últimos días de vida entre grandes gritos de dolor, pero estos dolores son más morales y éticos que físico. Es el dolor de ser consciente de que ha tenido una vida y no la disfruto más que cuando fue niño. Es el dolor de saber que por haber vivido de la forma que lo ha hecho ha podido hacer sufrir a sus hijos. En definitiva es el dolor por no haber vivido su vida.
De está edición realizada por Nórdica cabe destacar las ilustraciones del argentino Agustín Comotto. Aquí os dejo el booktrailer de la novela.
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