Una pregunta que los aficionados a la lectura y al cine se suelen hacer es ¿qué hago, veo primero la película o leo la novela? También cabe otra pregunta que hacerse para aquellos que van un poco ajustados de tiempo y no quieren perderlo y por ello tienen la duda de ¿será mejor la peli o el libro? A la primera pregunta yo siempre respondo que mejor leer primero la novela pues en tu cabeza imaginas los rostros de los personajes, sus modos de actuar y sobre todo porque suelen ser mucho más detallistas que las películas que suelen tener una duración que oscila entre los 90 y 120 minutos. Después de leer la novela ves la cinta y podrás rellenar aquellas lagunas que ésta tenga respecto al escrito, incluso en alguna de ellas te darás cuenta de algunos detalles que durante la lectura no percibiste.
A la segunda
pregunta por regla general respondo que siempre es mejor la novela que la película
pero eso no quita que haya honrosas excepciones como “El Nombre de la Rosa” o
“El Padrino” en las que las cintas al menos son tan buenas como las novelas.
Aquí vamos a
escribir sobre la versión cinematográfica que hizo Willliam Wyler (1965) de “El
coleccionista” de John Fowles (1963). En mi caso para no ser incongruente con
lo que predico decidí leer primero la fabulosa novela del escritor inglés. “El
Coleccionista” fue su opera prima y en ella ya mostró todo lo que tenía que
ofrecernos.
El argumento de la
novela es sencillo: un hombre que no es capaz de adaptarse a la sociedad (quizá
porque ésta también lo excluye debido a sus rarezas) se enamora de una chica.
Además le toca la lotería (hasta ahí todo bien) pero en su mente retorcida
decide secuestrarla, encerrarla en un sótano y dejarla allí hasta que ésta se
enamore de él, algo que él cree que sucederá en menos de un trimestre.
Como vemos el
argumento da efectivamente para un buen guion de cine, creo que hasta el
compatriota de Fowles , Alfred Hitchcock lo firmaría.
Pero ¿qué es lo que
realmente hace magnífica la novela y lo que la diferencia del film de Wyler? Su
estructura. Ésta tiene tres partes claramente diferenciadas. En la primera el
narrador es el secuestrador que se presenta a él mismo como una persona dulce,
cariñosa, incomprendida y sufridora (en resumen, parece presentarse como la
víctima de una sociedad que no lo quiere). A la chica nos la presenta por el
contrario como una persona de clase alta (quizá algo snob), con fuerte carácter
e inteligente.
En la segunda parte
la narradora de la historia es la chica. Ella nos presenta a su secuestrador
como un psicópata, un enfermo que no sabe lo que hace; mientras que ella
sorprendentemente sigue apareciendo como una chica algo altiva aunque mucho más
débil a como nos la quería presentar el secuestrador; y muy culta (como nos
muestra por ejemplo en las discusiones que mantienen sobre Arte o sobre la
novela de Salinger “El Guardian entre el Centeno”).
En la tercera parte
el narrador vuelve a ser el secuestrador, por lo que volvemos a un enfoque
similar al de la primera parte.
En la película
William Wyler utiliza solo un par de escenas para que veamos las diferencias
sociales entre ambos protagonistas. En la primera vemos el trato grosero que
los compañeros de trabajo dan a Fredd (se burlan de él debido a su gusto por la
colección de mariposas); mientras que en la segunda escena (la de presentación
de Miranda) la protagonista aparece rodeada de chicos y chicas que salen de la
facultad.
La estructura de la
novela es importante respecto a la cinta cinematográfica porque Wyler tiene
muchas dificultades para plasmarla por lo que finalmente ésta no aparece en la
misma. Tenemos que tener en cuenta que en la primera y segunda parte de libro
aparecen narrados los mismos hechos pero descritos desde dos puntos
diametralmente opuestos (es por ello por lo que prefiero la novela a la
película).
Hay otro aspecto que
no aparece tan claro en el film, quizá porque Wyler prevenido de la polémica
que éste suscitó entre la crítica decidió darle menos –o ninguna- importancia.
Estoy hablando de la lucha de clases. Podrán decir ¿qué tiene que ver que un
loco enamorado secuestre a una chica con Marx y las clases sociales? Bien, la crítica arreó duramente a Fowles
porque nos presentó a un inculto, hombre perteneciente a la clase media baja
como “verdugo” y a una chica, culta y de clase alta como “victima”. Vaya, una lucha entre ricos y pobre. Fowles
se defendió comentando que eso no es lo que defendía en su novela sino que
cualquier persona perteneciese a la clase social que fuese tenía como derecho
fundamental el de la educación puesto que de esta forma podríamos librarnos de
personas que por carecer de dicha educación fuesen un peligro real para la
sociedad. Recordemos que el libro lo escribió en 1963 cuanto el porcentaje de
escolarización obligatoria era mínimo si lo comparamos con la actualidad.
Esta crítica se
produce el mismo año (1963) en el que Joseph
Losey estrena su film “El Sirviente” donde ya se aprecia esa dicotomía clase
baja-alta (el mayordomo que acaba por dominar al señor al que sirve).
Un aspecto que en
cambio está muy bien trabajado por Wyler es
la importancia que le da al hobby de Fredd (que así se llama el
protagonista): coleccionar mariposas. Y me gusta porque en esta ocasión la
imagen sirve de mucho para que el espectador comprenda la metáfora que nos
presenta Fowles: para Fredd tener secuestrada a Miranda (la protagonista) se
trata de algo tan fútil pero tan bello como lo es el coleccionar mariposas. Las
similitudes son claras: Miranda= mariposas, sótano=vitrina y lo único que no
cambia es él que disfruta admirándolas. El protagonista no lo ve como algo malo
(el secuestro) sino algo que con el paso del tiempo se acercará al concepto de
belleza que él tiene.
Otro aspecto
importante es el motivo por el qué Wyler se decanta por adaptar la novela de
Fowles. Si exploramos en su filmografía comprobaremos que aparecen con
anterioridad algunas cintas que nos muestran algunos esbozos que encontraremos
en la novela. Por ejemplo en la película “La Heredera” (1949) Wyles nos muestra a la protagonista
encerrada en su mansión, en un ambiente claustrofóbico, y de la que no quiere
salir porque quien está a fuera quiere acabar con ella. En este caso la mansión
se convierte en la fortaleza que la debe salvar, más que en una cárcel en la
que sufrir.
También se inspiró
en la película estrenada en 1960, “El fotógrafo del pánico” de Michael Powell donde el
protagonista (otro psicópata) es presentado como un hombre débil, indefenso y
afable. Además realizó el film en color para intensificar el horror de lo
narrado; este punto es importante porque Wyler en un primer momento tenía
pensado realizar la película en blanco y negro pero después se convenció que en
color obtendría un mayor dramatismo aprovechando sobre todo la piel blanca y el
color de pelo rojizo de la protagonista.
En mi opinión nos
encontramos ante dos obras maestras porque se complementan a la perfección, con
unos personajes perfectamente trabajados tanto por el escritor como por los
actores que les dan vida en la cinta; con unas imágenes que nos ayudan a
entender mejor la novela y por qué no decirlo con una banda sonora excepcional
que consigue que el espectador viva con el mismo suspense la acción que el
lector que no puede dejar de leer a Fowles.
Dos obras maestras
que hay que leer, ver y disfrutar.
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